martes, 28 de julio de 2009

Día 19: Espera


No hay descanso, cerrar los ojos y volverlos a abrir para comenzar un largo día, entre topos de hierro y carros metálicos, de eterna espera y desesperantes llamamientos que sin embargo tratan de cerrar las puertas de los dorados de supervivencia.

Primera espera y se puede observar una larga cola matutina, en la cola, un rostro que presenta unos familiares rasgos, mas se asocia con presteza su imagen a Siria y el tiempo sin saber que ha sido de ella. Continuo cambio y devenir, y como el cerebro es capaz de almacenar la experiencia que llega a la mente cuando se presiona la tecla adecuada, cuando aparece el estímulo necesario.

La segunda espera, tras una persistente lucha que arrolla las iniciales reticencias, abre sus puertas a la hora de realizar las pertinentes pruebas de selección, la labor en grupo en aquella sala repleta de extranjeros, en los que se puede observar algún pasaporte de la India, y como no, la mente evoca a los siete montes de la ciudad. Luego el test individual, acompañados de los resultados negativos, ahora, tal y como se hizo cuando el sol asomaba el rostro, cierran las puertas.

Marchar con un tercio de libro leído, una mañana y parte de la tarde de espera, con una clase de inglés y una experiencia acerca de la contratación laboral, la lucha por los dorados de la supervivencia.

El sabor amargo de la derrota, que se vuelve a degustar, impregnando con nuevas experiencias la larga lista de veces que se ha probado este menú. Probablemente el preludio para nuevas luchas y quizás nuevas derrotas de las que sacar conclusiones. También para nuevas contusiones, que probablemente conseguirán metalizar la piel para defenderse de los impactos de bala que provoca la fortuna.

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