lunes, 20 de julio de 2009

Día 10: Camino


Horas de recomposición y reflexión en el asentamiento, junto a la almohada que se presta a facilitar la tarea. Luego, las raíces de la semilla plantada llegan al campamento, en el que ya hay más individuos, y en consecuencia, mayores posibilidades de crecimiento.

Después de una copiosa comida incluida la copa de vino, es tiempo de reconocer una porción más de terreno. Algunos eran lugares cercanos que aún no tenían representación en la mente, y otros más lejanos para los que es necesario tomar el carro de hierro. En las cercanías se aprecia un semicírculo de ramas protectoras, que cubre el camino como el arco de un puente de piedra, en el que el agua es carne y hueso. En el segundo área, urbanizada con asfalto, cemento, ladrillo y multitud de elementos que pueden ser adquiridos con “libertad”, por aquel que posea los necesarios dorados para ello. Allí, el camino es más largo, más retorcido en el recorrido que se describe, unas veces avanzando hacia el norte, luego oeste, este, sur, memorizando recorridos, callejuelas, entrando en alguna tienda en la que se atisban vinilos y pósters. No se puede olvidar aquel Pizza Express, y otro local en el que también suena jazz, y que sin duda quedan grabados en la mente como en el nombre lluvia queda grabada la humedad.

Caminar de nuevo, leer mientras el carro de metal se mueve, y acabar un libro más con unas últimas frases contundentes. Sinceridad que le dan un esplendor sin parangón en la dureza de sus palabras, y también, espacio para frases que quedan en la memoria, “la vida prevalece por encima de todo”.Vladimir Ilich Ulianóv debía conocer el espíritu de lucha sin tregua contra la fortuna, a pesar de la frustración de la dificultad en el combate, contra ella y el mundo. De ahí la necesidad de destruir este mundo, la necesidad de acabar con la podredumbre de vertedero que lo inunda, con una lucha tenaz e incansable. Una lucha sagaz y flexible como apuntó el autor con esta última palabra, en la que se pueda atacar al mundo desde todos sus frentes, incluyendo desde su propio interior, abriendo las puertas de la ciudad para dejar el camino llano y permitir su fin.

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