martes, 21 de julio de 2009

Día 11: Rojo


Vuelta al cultivo oficial de la semilla plantada, con los correspondientes elementos de distintos y distantes lugares. También se puede presenciar la incorporación de nuevos hortelanos del Támesis, que plantan sus semillas y comienzan a vislumbrar cierto progreso, todavía inapreciable pero seguro.

Luego volver a recorrer la ciudad, esta vez Regents Park, y mientras unos utilizan el carro férreo por dos veces, yo utilizo dos piernas para trasladarme en las últimas distancias, superando la velocidad y maniobrabilidad del pesado transporte. En los verdes suelos, al caminar, y una vez se está tumbado, se echa en falta el abrazo de la lluvia, que hoy no acude con sus caricias húmedas. Tal ausencia hace que el tiempo en el parque no se haga completo, y añadido al voraz hambre que debe ser saciada, provocan la salida del mismo.

Después, se toma el topo de hierro en otra dirección, y en su interior resuenan palabras contrarias, que tratan de ahogar a las rojas con desánimo y desprestigio de todo, mas sin utilizar datos y sólo casos aislados, que, con una inusitada casualidad se parecen a los ejemplos descalificadores de campaña electoral, tales como el pequeño fontanero John, o cierta niña que tanto dio que hablar en Iberia. Sin embargo nada de esto es capaz de emborronar como una cortina de humo, lejos de esto, afianzan la decisión de mantener el apoyo sincero a los posibles núcleos de lucha, tales como son ahora las antiguas colonias del feudal Imperio del Demonio del Mediodía. Lejos de la ruptura con todos los apoyos que el progreso en pos de la revolución está cosechando en aquellos lares, apostaré por exponer la visión que Ulianóv y otros antes y después que él defendieron, consiguiendo cambiar las cosas hasta llegar a un estado de completa revolución, sin caer en el peligroso error de la decepción frustrante que hace renegar de cualquier forma no “pura” de esa interpretación, formando un círculo del que esas mismas ideas no salen, empobreciéndose sus tácticas para extenderlas ,y las experiencias, decisivas a la hora de la aplicación práctica de un programa. Es por tanto necesario, combinar la crítica a la burocracia perniciosa con un paciente y audaz trabajo en donde las miradas y las fuerzas de los trabajadores están puestas, para convertirnos en la herramienta que nos permita acabar con este mundo, y forjar uno nuevo en el que la fortuna sea derrotada de una vez.

Por eso, es hora de que el Fantasma, Gespenst, en estos tiempos en los que las altas cúpulas tratan de hacer cajas cada vez mayores, grite otra vez, recorriendo el mundo y helando la sangre azul de los magnates.

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