viernes, 14 de agosto de 2009

Día 31: Último día


Mochila en hombro, y la lluvia no acude a la tierra en el último día para mis pies en aquel lugar. Una pena, mas con la certeza de que nos volveremos a encontrar en otros lugares. El paso es, por tanto, firme. A pesar del pronto regreso, bajo los pies, en la carne y en la masa cerebral quedan archivadas nuevas experiencias y nuevos horizontes que serán las nuevas espadas que enfrentarán con sus afilados filos la estridente risa de la fortuna, que siempre observa, desde lo alto del risco con su traje de gala, mostrando una sonrisa de falsa amabilidad y mofa al mismo tiempo.

La semilla de la urbe del Támesis por su parte no se ha convertido en planta, pero sin embargo se han asentado sólidas raíces que podrán permitir un futuro crecimiento gracias a la composición dentro de esa semilla de savia con agua del río de la gran urbe.

Caminar bajo el manto de ella, La Húmeda y Cálida, pero eso no fue algo nuevo, siempre estuvo ahí, independiente de la fortuna traicionera, inquebrantable como una puerta de acero ante las embestidas de un ariete de madera, resurgente siempre de sus ausencias como si se tratase del pájaro de fuego que de sus cenizas volvía a reestructurarse.

El reencuentro con la vieja cultura, donde al fin se pueden palpar sus obras y construcciones, que ya estaban dibujadas en la mente, pero cuya silueta se afianza como una marca hecha con hierro candente. Y esa figura, que se tapa los ojos, tal vez para no llorar por los saqueos y muertos que vio, tal vez porque fue secuestrada de su hogar y traída a ese escaparate. Un escaparate que sin embargo es necesario ver junto a las innumerables salas, deteniéndose a cada paso, recordando sus historias y aprendiendo de las mismas.

Y ahora el regreso en el pájaro férreo que llega raudo y veloz atravesando las montañas de nube como una perforante lanza de caballería. Al descender el calor sofocante se percibe, y el sol, utiliza sus saetas cegadoras sin piedad, sin embargo, el tiempo de lluvia, al igual que el tiempo de destrucción, llegará.

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