jueves, 17 de septiembre de 2009

La obrera de Vyborg

Un día más en la fábrica, tejiendo para los soldados del frente, con mis manos cansadas y mi mente atareada en lamentos que resuenan en mi interior como alaridos. Esta odiosa guerra, que se lleva a los seres queridos lejos de aquí, que como una guillotina cercena toda comunicación existente con los que parten a defender la patria de los pérfidos tiranos. Esta, alentada por las gentes de palacio, tampoco libra al interior de su asfixiante abrazo, arrebatando el escaso tiempo libre de los trabajadores. Ya ni siquiera puedo seguir enseñando a Shasha a escribir, sólo puedo comprar las escasas raciones de pan para el niño y dormir para seguir fabricando ropa al día siguiente.

No sé cuanto más aguantaremos la situación, muchas compañeras hablan ya de la huelga, para la que no faltan motivos, y yo, sólo puedo pensar en que también los soldados deberían ponerse en huelga, poner fin a esta guerra absurda y mandar al frente a aquellos que la quieren continuar a costa de nuestros hombres. Espero que tu, mi Alexei sigas con vida, aunque las pocas noticias que llegan del frente sólo contribuyen a que mi desaliento sea mayor. A la par de este desaliento, crece en mi interior un odio que apenas puedo reprimir, cuyo día de explosión no se encuentre tal vez muy lejos, y con el, vendrán otras explosiones que con desesperación pedirán el fin de esta pesadilla.

Alexei, no se si tendrás la oportunidad de leer estos escritos, pero has de saber que tus convicciones han hecho que en Vyborg tu nombre y el de otros sea conocido, así como la solidaridad dentro del mismo es ya habitual a pesar de los míseros tiempos que atravesamos. No hay manta que no sea aprovechada, ni pan que quede sin entrar en las fauces. También te agradará saber que Shasha está ayudando en todo lo posible para mantener la familia, repartiendo periódicos todas las mañanas, para luego bufar (a pesar de que aún no es capaz de leer todas las letras) tal y como tu hacías con los titulares de esos periódicos que pretenden ser gloriosos y patrióticos.

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