lunes, 2 de abril de 2012

Ojalá



“Ojalá pase algo que te borre de pronto,
Una luz cegadora, un disparo de nieve,
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
Para no verte tanto, para no verte siempre,
En todos los segundos, en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones”   Silvio Rodríguez

Mis pies descalzos atravesaban la arena desnuda, apartándola hacia los lados. Los poros, abiertos, expulsaban el sudor como si quisieran librarse de todos los males del mundo. Los pulmones se agitaban y el corazón latía con fuerza y parecía que en cualquier momento iba a saltar del pecho, volando en pedacitos. Jadeaba, y aunque el sol brillante del cielo me quemaba, seguía corriendo sin pararme. Quería correr lejos, tan lejos donde la oscuridad no me alcanzase, aunque tuviese que acercarme tanto al calor del astro.

Las piernas funcionaban perfectamente pero la respiración me faltaba, pero yo seguía corriendo. Un dolor crecía en el abdomen cuando un refulgente brillo me obligó a cerrar los ojos. Seguía corriendo pero la planta de los pies ya no quemaba, la superficie que pisaba estaba fría, y me hundía más. Conseguí abrir los ojos, corría por la nieve, camino a la cima, tal vez del Everest. Cada vez era más difícil avanzar, las piernas no respondían y acabé tumbado sobre la nieve intentando valerme de los brazos para avanzar. Con lágrimas en los ojos avancé unos cuantos metros, y todo comenzó a temblar, una avalancha blanca se cernía sobre mí. Cerré los ojos.

Los volví a abrir al rato, todo estaba blanco sobre mí. Giré la cabeza, y allí estaba otra vez en la habitación. Y también, allí estaban todos sus segundos, todas sus visiones. Se vuelve a repetir y empiezo a perder la cuenta. Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario